sábado, 13 de abril de 2013

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Hoy actualizo para recomendaros una exposición fotográfica que podemos disfrutar a día de hoy en la capital, JUSTICIA ALIMENTARIA: SEMBRANDO ESPERANZA. En esta exposición, que podemos encontrar en Caixa Forum Madrid, descubrimos, a través de fotografías, la  dificultad para distribuir y acceder a los alimentos a nivel global. Para ello, Pep Bonet hace uso del fotoperiodismo como instrumento para combatir este difícil acceso a alimentos en comunidades rurales de Bolivia y Tanzania. Esta exposición nos recuerda que a día de hoy con los alimentos que se producen en nuestro planeta se podría dar de comer a todo el mundo, y a pesar de ello no tienen que llevarse a la boca 1000 millones de habitantes.

Antes de comentar qué nos podemos encontrar a lo largo de la muestra fotográfica, cabe resaltar la importancia de Pep Bonet, el responsable de todo ello.  Este fotógrafo trata de mostrarnos a través de sus experiencias y múltiples viajes el mundo desequilibrado en el que nos encontramos. Su trabajo consiste al fin y al cabo en capturar momentos profundos que nos muestran esta desigualdad y que muchas veces no somos capaces de apreciar. Ha ganado varios premios World Press Photo por obras como “identidad forzada” o “liga en Sierra Leona”. Entre otros premios en 2004 fue nombrado como el mejor fotógrafo de prensa por la Fundación Luchetta en Triesta.

Si observamos el contexto de los trabajos de Pep Bonet observamos como la lucha por fotografiar escenas de denuncia social en países poco desarrollados está latente en sus obras, tratando de impactar a su público sobre las injusticias cometidas alrededor del planeta. Entre las temáticas que ha abordado a lo largo de su trayectoria destacan las fotografías del equipo de futbol de amputados de guerra de Freetown, la plasticidad sobre transexuales que se dedican a la prostitución en Honduras, la vida y esperanzas de los huérfanos de Swazilandia o el retrato de la vida y la muerte entre la anarquía y el caos de Somalia entre otros. En esta exposición podemos destacar la temática de la ecología, la etnografía y la injusticia por la mala distribución de los alimentos.
Las imágenes que encontramos corresponden a una historia visual, donde se nos brinda la oportunidad de observar de cerca a una persona o un acontecimiento mediante el fotoperiodismo. El autor se limita de este modo a mostrar sucesos y situaciones donde lo que importa es el “qué”, en un lugar y tiempo determinado.

Pep Bonet consigue que nos teletransportemos a los dos países sobre los que versa la muestra fotográfica, haciendo que nos pongamos en la piel de los protagonistas que viven en situaciones difíciles, donde la dificultad por conseguir alimento está presente a lo largo de toda la exposición. Si analizamos una a una las fotografías de esta muestra vemos como el autor pretende acercarnos la realidad de estos pueblos no mostrando hechos aislados y puntuales, sino el día a día de ellos, el quehacer diario que llevan a cabo para salir adelante.

A través de instantáneas se logra transmitir la historia de productores que pese a no disponer de muchos recursos consiguen sacarles el mayor provecho, organizándose y mejorando lo poco que poseen.  Para ello intentan optimizar el riego, llevar a cabo una mejor conservación del grano o exigir unos precios que se adecuen a su manera de vivir. Lo que se pretende, y a mi parecer se consigue, es representar la realidad de estos pequeños productores de países de renta baja, que viven en un ambiente de hambre y pobreza pero que son necesarios para el devenir de la alimentación en el mundo.

Algunos de los  datos relevantes acerca del día a día de los habitantes tanto de Bolivia como de Tanzania para acceder a los alimentos son los siguientes: en Bolivia, por ejemplo, muchas de las comunidades indígenas viven en zonas con difícil acceso, aisladas, donde resulta muy complicado conseguir comida, sobretodo en épocas en las que la lluvia lo cubre todo. Por otro lado en Tanzania se destaca el uso de nuevas técnicas que ayudan a conservar la fertilidad del suelo, así como la protección contra la erosión. Asimismo, los habitantes intentan organizarse en pequeños grupos especializados en la producción de cierto alimento de manera que se aumente la productividad y así se atraiga a grandes compradores que requieren un servicio de confianza.

Otro de los rasgos que se señala es la creación de Bancos de Cereales, mediante los cuales se lleva a cabo el almacenamiento de excedentes, gracias al cual se garantiza que en el momento que la cosecha sea mala se pueda recurrir a ellos. A lo largo de la exposición podemos ver como cada familia intenta buscar la forma más acertada para salir adelante, desde el cultivo de plátanos, maíz, yuca y cacao, hasta la producción de pollos, pasando por la cría de animales domésticos, de la caza o de la pesca.

El fotógrafo no solo muestra una imagen sino que pone cara, nombre y apellidos a estas personas que viven en países vulnerables y que intentan sacar el mayor provecho de los pocos recursos de los que disponen. Para ejemplificar lo que he dicho voy a tomar un caso concreto: el de Luis Alberto Galindo (imagen de abajo), un boliviano encargado de llevar la cosecha al mercado a través de su motocicleta. Una manera que tiene Luis Alberto de obtener ingresos extras es mediante la diversificación de cosechas, introduciendo mejoras en las formas de cultivo, generando así los excedentes que al venderse se convierten en dichos ingresos extras. 

El fotógrafo no capta de manera exclusiva al personaje sobre el que habla, sino que lo sitúa en un paraje, destacando la frondosidad y el tono intenso y verdoso de la hierba. Los protagonistas se sitúan en el centro de la imagen cobrando así mayor relevancia. Se nos muestra en la instantánea la dificultad para acceder al alimento, donde lejos de una carretera bien asfaltada nos encontramos con un camino irregular y de difícil paso. El autor ha decidido captar justo el momento en el que la motocicleta atraviesa un charco de barro, representando así las circunstancias a las que se tiene que enfrentar Luis Alberto para transportar la cosecha.

 En definitiva la exposición nos ayuda a abrir los ojos y a descubrir de primera mano cómo es la vida en estas comunidades rurales, dándonos cuenta de lo complicado que es acceder al alimento. Destaca el esfuerzo de los habitantes por mejorar las técnicas y el trabajo que ello conlleva, con el fin de erradicar los problemas de alimentación y mejorar así sus condiciones de vida. Podemos señalar también un intento por luchar contra la amenaza del cambio climático y el autodestructivo sistema de producción y comercio capitalista.

Se trata de, como bien dice el título de la exposición, sembrar esperanza, encender el motor que mueve al mundo y hacer hincapié en que no está todo perdido. Es un ejemplo de superación y de voluntad por parte de estas personas que día a día se ocupan de sacar el mayor partido y beneficio a los pocos elementos de los que disponen, y así lo vemos a lo largo de todas estas muestras fotográficas.
Si te interesa descubrir más sobre esta exposición recuerda que está disponible hasta el 19 de mayo, de lunes a domingo, de 10 a 20 h., en Caixa Forum Madrid, con la colaboración de la FAO e Intermon Oxfam

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